jueves, 5 de diciembre de 2013

Literatura viva



 La literatura debe vivirse, es un mecanismo vivo que busca provocar un sentimiento, una sensación, una idea o una opinión en aquel que lo lee. Es por ello que la literatura no puede tratarse como si fuera algo muerto. Tratar los movimientos y los autores como meros conceptos teóricos que poco o nada tienen que ver con lo que debe transmitir la verdadera literatura es una tendencia que se ha ido heredando en la educación. Una tendencia que poco o nada hace por los libros, porque sean lo que en realidad son para aquellos que los toman entre sus manos. ¿Qué aprecio se puede tener hacia algo que se enseña como si fuera ajeno a nosotros mismos?

Cada clase de literatura es un mundo distinto que oferta toda una gama de posibilidades para explotar en el aula. Si hay que leer una obra de teatro, interpretarla juntos, ver su interpretación por grandes actores del drama. Si hay que leer un poema, recitarlo, no una mera lectura silenciosa que ni siquiera es suficiente para su comprensión. Incluso se puede escuchar una versión cantada, pues es bien sabido que grandes autores como Espronceda o Rosalía de Castro han sido muy musicados. Si hay que leer una novela, hay que darles a los alumnos la oportunidad de que lean aquello que más les gusta. Es bien sabido que a ciertas edades no somos capaces de leer un determinado tipo de libros. No nos interesan en ese momento de nuestra vida, no tenemos la madurez necesaria, o los conocimientos. Para la lectura individual en casa debemos promover única y exclusivamente su disfrute, lo que no quiere decir que debamos olvidarnos de los grandes clásicos. Relatos, microrelatos y cuentos ha habido en todas las épocas y son pequeñas muestras más accesibles para ellos que pueden trabajarse en clase.

Yo propondría ambientar la clase para cualquier tipo de lectura en el aula. Dejar de lado las mesas y ponerse en círculo, cerrar las cortinas e incluso llevar cualquier cosa que pueda servir para crear más ambiente. Los alumnos escuchan al profesor, se relajan, e imaginan. La lectura es imaginación, no concentración y búsqueda de claves para contestar a unas cuestiones concretas. Se pueden añadir vídeos, imágenes o escenas de películas que vuelvan más visual el relato. Después, una pequeña discusión sobre el cuento entre toda la clase y una propuesta de escribir un relato corto para leerlo frente a la clase. Un relato en el que cada uno transmita sus propias preocupaciones y se sienta seguro de compartirlas con el resto de la clase.

Lo importante es que los alumnos hablen, escriban y sientan que la literatura no es un texto muerto e inerte sino un medio de disfrute que vuelve a la vida cada vez que se lee. 


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