UNA CLASE BONITA

No he tenido oportunidad de dar una clase en el primer periodo de prácticas. Lo tengo programado para el segundo. Pero mi mente ya cavila cuál podría ser una clase bonita para mí. Es posible que no se parezca a las que yo dé en el centro, ya que aún no lo he planificado, pero hablaré de una clase como ejemplo. Para empezar, un libro. Puedo darles fragmentos fotocopiados, pero si tenemos el libro todos mejor. Sobre todo, porque les mandaría que se lo leyeran. Efectivamente, para ese día ya habrán leído varios capítulos avisados con antelación. Podría ser el Diario de Ana Frank o El pianista del Gueto de Varsovia. Nazismo. Son libros que, a mi juicio, uno debe leerse. Son historias basadas en hechos reales. Este tipo de relatos cala mucho en el alma de las personas, sean de la edad que sean. Más aún en adolescentes. Y se puede aprovechar el tema para hablar de ello y hacer distintas actividades.

En esta clase, por ejemplo. Hemos leído ya varios capítulos (me encargo de que no lean resúmenes, porque de verdad que merece la pena leerlos. Quizá el Diario de Ana Frank es más ágil para leer). Hacemos una puesta en común de lo que hemos leído. Después contextualizo y les pongo un documental breve, referente a la época. Les muestro testimonios de más testigos y víctimas. Y, acto seguido, hacemos un debate. Yo soy la moderadora y voy coordinando el debate para que todos tomen la palabra, no se solapen, hablen en el tono correcto… En definitiva, que se expresen. Que practiquen la expresión oral. Y que aprendan a argumentar. Probablemente eso nos lleve todo el resto de la clase. En casa, tranquilos, deberán hacer un comentario crítico. Así trabajarán la expresión oral y podrán ver lo que han aprendido. Quizá no sea una clase de Literatura en toda regla en el sentido de que quizá no entre en estos textos a leer en el currículo. Pero yo creo que pueden aprender muchísimo. Sería una clase amena, tocando distintos ámbitos de la Lengua y la Literatura.